América, la magnífica colección de grabados del pintor Castejón, no necesita presentación alguna. Poco puede añadir unas pocas palabras que forzosamente sonarán a tópico a las explícitas intenciones del artista y nada a la espontánea admiración del espectador.

Yo le agradezco, sin embargo, que haya pensado en mí para esta lacónica nota preliminar, aun-que sólo sea para proclamar una vez más mi devoción a este virtuosismo de la expresión plástica que es el arte de grabar, al que estas afortunadas incisiones celebran. Sólo quiero añadir que, no sé si por intuición o a conciencia, Castejón ha conseguido transmitir al «lector de su arte» un mensaje crítico moderno: El que el del encuentro con el Nuevo Mundo es un acontecimiento en claroscuro entre las últimas sombras de la Edad Media y las exageradas luces del Renacimiento, una aventura del hombre leonardesco, quizá la más importante. Si, Castejón lo sabe y lo ha dicho a conciencia, incluso con escritura al espejo.