Grup D'Elx

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En la foto y de derecha a izquierda: Joan Castejón, Albert Agulló, Antoni Coll y Sixto Marco, miembros del Grup d’Elx y fundadores del Museo de Arte Contemporáneo de Elche.

 

EL ORIGEN: LAS AGRUPACIONES DE ARTISTAS

Desde finales del XIX, la asociación de artistas surge como un mecanismo de defensa de los intereses profesionales y como un programa ideológico común, pasando por muchas y variopintas formas. Este fenómeno se produce en España con retraso y adquiere una especial relevancia durante las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo XX.

Tras la guerra civil y unos años cuarenta desoladores en un país como el nuestro, aislado y en estado de pura supervivencia en todos los aspectos, en los años cincuenta se produce una mayor permeabilidad internacional dentro de la vida del país. El mayor flujo de información lógicamente repercutió en la vida cultural, que intentó ponerse al día junto al resto de países de Europa occidental. En este clima surgen las agrupaciones de artistas como un recurso imprescindible en un medio hostil a la renovación.

Sin embargo, junto a este talante cosmopolita de los grupos artísticos más importantes del país, surgen otros que deciden actuar a nivel local, en contacto con su medio. Estos grupos van a representar un tejido esencial para el desarrollo y la expansión dentro de nuestro país de las ideas de la vanguardia artística e incluso política, pues durante los sesenta principalmente son dos elementos prácticamente inseparables.

En el territorio valenciano surgen proyectos de agrupación, que son independientes entre sí, pero que se caracterizan principalmente por trabajar (en grandes o pequeños centros urbanos) muy conectados con los grandes temas contemporáneos del momento. Cabe destacar entre ellos a los grupos: Grupo Z, Grupo “Los Siete”, Grupo Parpalló, Crónica de la Realidad, Equipo Crónica, Equipo Realidad. Todos ellos se desarrollan en Valencia teniendo la Facultad de Bellas Artes y el inconformismo de las jóvenes generaciones como caldo de cultivo. Sin embargo, surgen otras experiencias localizadas en centro urbanos menores como fueron el Grup d’Elx en Elche (1966-1975) y el Colectivo Alcoiart en Alcoy (1965-1972).

Vicente Aguilera Cerni afirma por esta época que uno de los datos positivos de este momento histórico es la progresiva descentralización cultural. Los nuevos grupos plásticos se niegan a emigrar a los grandes centros culturales del país (Madrid o Barcelona), “surgen minorías bien arraigadas en la tierra, en el pueblo, en la provincia y en la pequeña urbe, pero trabajando y actuando conectadas con los grandes temas contemporáneos”. Ese es precisamente el caso del Grup d’Elx, según palabras del mismo Aguilera Cerni: “Y lo primero que demuestran, por el simple hecho de mantenerse en el difícil clima todavía poco propicio para la moderna cultura artística, es su autenticidad, su constancia y su espíritu de lucha”.

En la foto: vista de una de las salas de del Museo de Arte Contemporáneo de Elche, donde se exhibien varias obras de Joan Castejón, entre otras, los bustos de Enric Contreras y de Sixto Marco.

 

EL GRUP D’ELX

El Grup queda definitivamente conformado en 1969 por Albert Agulló, Sixto Marco, Toni Coll y Joan Castejón. Anteriormente, desde 1966 y hasta el año citado, participaron en la fase de formación otros artistas ilicitanos del momento, como Tomás Almela, Pola Lledó, Galiana, Sanjuán, Andreu Castillejos y Casto Mendiola.

Desde 1966 hasta 1975 realizaron veintitrés exposiciones. A las que cabe añadir dos exposiciones antológicas en 1982 y 1983.

Ya en su primera exposición (EX-PO) declaraban: “Nosotros consideramos como función del artista la de manifestar a través de su obra la verdad del hombre, entendiendo al hombre como un ser concreto, histórico, situado en una época y en una circunstancia; pero ha sido más allá de cualquier teoría, la práctica cotidiana la que nos ha señalado el camino posible, la que nos ha impulsado al trabajo en equipo, a los análisis objetivos, a la búsqueda colectiva de un nuevo lenguaje capaz de expresar, mediante técnicas operativas actuales, la nueva realidad. Somos conscientes de que nos queda, en este sentido, mucho camino por recorrer…” (Elche, 11 de diciembre de 1969).

En esta primera exposición, el Grup plantea la posibilidad de la creación de un Museo Ilicitano de Arte Actual. En primera instancia se plantea como un museo de artistas locales lanzando una propuesta al Ayuntamiento (Elche, 6 de diciembre de 1969), pero a los pocos días la propuesta se amplía a pintores no ilicitanos, acogiendo el Ayuntamiento la idea con simpatía (Levante, Diario Regional del Movimiento 30 de diciembre de 1969).

Desde diciembre de 1969, el Grup desarrolla una intensa actividad artística muy localizada, asumiendo la por entonces denominada “responsabilidad social del artista”. Esta postura ética, en el caso del Grup d’Elx, parte de dos premisas: la búsqueda de la identidad de la urbe industrial y la toma de una postura humanista al respecto.

En definitiva, el Grup d’Elx refleja las amplias discusiones que en los medios intelectuales españoles se desarrollan durante los años 50 y 60 en torno al denominado problema de la identidad de la cultura española y el problema filosófico de las raíces éticas de la libertad individual, en un momento en que en todo el mundo occidental surge una exigencia del compromiso político de la izquierda radical y utopista (mayo del 68).

Esta misión mediática del arte en el amplio debate cultural de aquel momento tan interesante, se plasma en Elche en los denominados “Encuentros de Arte”, promovidos en 1970 y 1973 por el Grup d’Elx.

En noviembre de 1970, el Grup d’Elx realiza una convocatoria de los denominados “Encuentros Artísticos de Elche”. El proyecto consistía fundamentalmente en reunir en Elche, una vez al año, a los más significativos artistas españoles y a los críticos más preocupados por los problemas culturales del país con el fin de efectuar un intercambio de opiniones y experiencias, tanto a nivel ideológico como práctico.

 

En 1970, el EN-ART 1 se organiza cuando el Grupo estaba compuesto por Albert Agulló, Joan Castejón, Toni Coll, Sixto Marco y Andreu Castillejos, y el crítico Ernest Contreras. Las ponencias y coloquios tuvieron lugar en el Club de Amigos de la UNESCO, este encuentro estuvo subvencionado por el Instituto de Estudios Alicantinos de la Diputación de Alicante. El tema de este primer encuentro fue “La situación del Arte en la sociedad tecnológica”; participaron: Equipo Crónica, Equipo Realidad, Anzo, Javier Calvo, Michavila, Teixidor, Yturralde, Antoni Miró, José Díaz Azorín, Manzanaro, Pau Lau, De Soto, Cantalapiedra y Sento, junto a Vicente Aguilera Cerni.

En 1973 se celebró el EN-ART 2, el tema elegido para este segundo encuentro y que sirvió de base para las demás actividades fue el de “La función del Arte en la sociedad actual”, el catálogo de la exposición se prologó por Vicente Aguilera Cerni, José María Moreno Galván y Ernest Contreras. Participaron como invitados los pintores: José Hernández, Vento, Canogar, Juana Francés, Mompó, Eusebio Sempere, Antonio Suárez, Juan Genovés, Juan Giralt, José María Labra, Pablo Serrano, Arcadio Blasco, Palazuelo, Cárdenas, Úrculo, Celis, Fraile, Romero, Amalia Avia, Lucio Muñoz, Amadeo Gabino, Orcajo, Fajardo, Gómez Perales, Amador, Antonio López, Antoni Miró, Sento, Roc, Alfons Saura, Fina Llacer, Alberto Romero, Salvador Soria, Schlotter, Lastres, Adriano, Candela Vicedo, Díaz Azorín, Manzanaro, Segundo García, Casto Mendiola y los miembros organizadores del Grup d’Elx: Joan Castejón, Albert Agulló, Antoni Coll, y Sixto Marco.

 

Ver artículo aparecido en EL PAÍS: «El Grup d’Elx regresa tras 27 años.»

 

 

MANIFIESTO DEL GRUP D’ELX

«En el contexto de la sociedad moderna el trabajo artístico se manifiesta, en gran medida, como un hecho anacrónico en su iniciación y contradictorio en sus resultados. De un lado, se mantienen todavía, de espaldas al desarrollo real de la sociedad, los sistemas operativos artesanales y las secuelas individualistas del romanticismo. Del otro, se perpetúa la confusión entre valor y precio, con lo que la obra de arte pierde su carácter de experiencia cultural colectiva para convertirse en objeto de lujo, en signo distintivo del poder económico.

Con la ambigüedad de esta situación, que afecta a la totalidad del proceso artístico, hemos tenido que enfrentarnos los componentes del Grup d’Elx.

Nosotros, que consideramos como función del artista la de manifestar, a través de la obra, la verdad del hombre, y que entendemos al hombre como un ser concreto, histórico, situado en una época y en una circunstancia, no podíamos conformarnos perpetuamente con la ambigüedad. Pero ha sido, más allá de cualquier teoría, la práctica cotidiana la que nos ha señalado el camino posible, la que nos ha impulsado al trabajo en equipo, a los análisis objetivos, a la búsqueda colectiva de un nuevo lenguaje capaz de expresar, mediante técnicas operativas actuales la nueva realidad. Somos conscientes de que nos queda, en este sentido, mucho camino por recorrer. Pero así y todo, damos hoy otro paso para hacer frente a la confusión, entre valor y precio.

El valor artístico de nuestras obras podrá ser medido teniendo en cuenta sus contenidos estéticos y su eficacia social, pero no admitimos que sea metamorfoseado en rentabilidad económica, en valor monetario. Para evitarlo, hemos señalado, el precio de cada obra considerando, precisa y únicamente, el contravalor económico de los productos que la integran, desde el tiempo de trabajo hasta los materiales utilizados, igual que se hace con los productos de cualquier otra actividad laboral. Si con esto conseguimos, además de poner en evidencia el equívoco existente entre valor y precios, que nuestras obras lleguen a figurar en paredes no contaminadas por el lujo, consideraremos que hemos sido pagados con largueza. Pagados con una moneda que, ésta sí, es equivalente al valor artístico».

Ernest Contreras, 1969