Un tatuaje sobre el cuerpo durante el tiempo blasfemia deambulando por correr delante del mentiroso esqueleto policial estuviste dibujando impenitente en los momentos áridos de la hierba mala.
Han viajado los nervios de Caronte como jurados a implorar la recogida de la deseada esperanza virada en plata. Y allí, el mañana humano que soporta la desnuda degradación, se eleva crucificado sobre el preciso instrumento orgánico del hombre.
Más testigo que carne brutal apaleada hilvanaste las redes para salvar sobre el vacío el bucle mortal de los malabaristas y sus huestes que no consideran como únicamente verdadero el conocimiento de lo singular. Hoy, la osamenta de Antístines redobla el paso. El musculado sortilegio de los hombres libres avanza, lejos ya, de la caverna. Y sobre la barandilla de la vida colectiva Javier te ha pintado atento en su contemplación.

¿Serán eternos los clarines de la victoria?